La repetición de golpes de estado similares al hondureño, es decir, revestidos de legalidad democrática, en la línea que Isabel Rauber define como neogolpismo: "El disfraz "democrático" del Golpe de Estado, anuncia el nuevo estilo autoritario de los poderosos y desnuda el contenido de su "democracia" de mercado: "Cuando me conviene sí, y cuando no me conviene: no." No es la vuelta al pasado, no hay que equivocarse: Es el anuncio de los nuevos procedimientos de la derecha impotente. El neo-golpismo es "democrático" y "constitucional". Honduras anuncia por tanto la apertura de una nueva era: la de los "golpes constitucionales". Es esto lo que se está ensayando en Honduras: apelar a "canales" legales para poner fin por la fuerza a los procesos de cambio que están desarrollándose en el continente. Obviamente, como es natural, el ensayo se lleva adelante en territorios donde los costos políticos resultan menores porque los procesos sociales populares son más débiles, como es el caso de
Honduras".
El posible cambio de posición de la comunidad internacional. Si se repiten situaciones similares, ¿cómo se resolverá el conflicto entre la lógica de la defensa de la democracia y la lógica de penetración del capital estadounidense y europeo?
La proliferación de amenazas de golpe que, aunque no se concreten, generan reacomodos de fuerza, negociaciones cupulares y obtención de espacios de poder para sus promotores.
El escenario extremo, la existencia y el retorno a golpes de estado de factura claramente militar. El fascismo social propio de estos tiempos, puede dar espacio al clásico fascismo político.
Honduras".
El posible cambio de posición de la comunidad internacional. Si se repiten situaciones similares, ¿cómo se resolverá el conflicto entre la lógica de la defensa de la democracia y la lógica de penetración del capital estadounidense y europeo?
La proliferación de amenazas de golpe que, aunque no se concreten, generan reacomodos de fuerza, negociaciones cupulares y obtención de espacios de poder para sus promotores.
El escenario extremo, la existencia y el retorno a golpes de estado de factura claramente militar. El fascismo social propio de estos tiempos, puede dar espacio al clásico fascismo político.